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En el diario de navegación del Almirante aparece la siguiente observación, escrita el día 4 de enero de 1493: «Navegó así al Leste camino de un monte muy alto, que quiere parecer isla pero no lo es, porque tiene participación con tierra muy baxa; el cual tiene forma de un alfaneque muy hermoso, al cual puso nombre Monte Cristo.»










Diario de Cristóbal Colón y Montecristi
EL PRIMER VIAJE
Viernes, 4 de enero 1492
Saliendo el sol, levantó las anclas con poco viento, con la barca por proa el camino del Noroeste para salir fuera de la restinga, por otra canal más ancha de la que entró, la cual y otras son muy buenas para ir por delante de la Villa de la Navidad, y por todo aquello el más bajo fondo que halló fueron tres brazas hasta nueve, y estas dos van de Noroeste al Sudeste, según aquellas restingas eran grandes que duran desde el Cabo Santo hasta el Cabo de Sierpe, que son más de seis leguas, y fuera en la mar bien tres y sobre el Cabo Santo bien tres, y sobre el Cabo Santo a una legua no hay más de ocho brazas de fondo, y dentro del dicho cabo, de la parte del Este, hay muchos bajos y canales para entrar por ellos, y toda aquella costa se corre Noroeste Sudeste y es toda playa, y la tierra muy llana hasta bien cuatro leguas la tierra adentro. Después hay montañas muy altas y es toda muy poblada de poblaciones grandes y buena gente, según se mostraban con los cristianos. Navegó así al Este, camino de un monte muy alto que quiere parecer isla pero no lo es, porque tiene participación con tierra muy baja, el cual tiene forma de un alfaneque muy hermoso, al cual puso nombre Monte Cristi, el cual está justamente al Este del Cabo Santo, y habrá dieciocho leguas. Aquel día, por ser el viento muy poco, no pudo llegar al Monte Cristi con seis leguas. Halló cuatro isletas de arena muy bajas, con una restinga que salía mucho al Noroeste y andaba mucho al Sudeste. Dentro hay un grande golfo que va desde dicho monte al Sudeste bien veinte leguas, el cual debe ser todo de poco fondo y muchos bancos, y dentro de él en toda la costa muclios ríos no navegables, aunque aquel marinero que el Almirante envió con la canoa a saber nuevas de la Pinta dijo que vio un río en el cual podían entrar naos. Surgió por allí el Almirante seis leguas de Monte Cristi en diecinueve brazas, dando la vuelta a la mar por apartarse de muchos bajos y restingas que por allí había, donde estuvo aquella noche. Da el Almirante aviso que el que hubiere de ir a la Villa de la Navidad, que conociere a Monte Cristi, debe meterse en la mar dos leguas, etc.; pero porque ya se sabe la tierra y más por allí no se pone aquí. Concluye que Cipango estaba en aquella isla y que hay mucho oro y especiería y almáciga y ruibarbo.















Montecristi y los espacios del pueblo de indios.
Consumada la conquista de los españoles se encontraron ante la dificultad de evangelizar y controlar políticamente a una parte de la población indígena que vivió en parajes montañosos de difícil acceso y bajo un patrón de asentamientos disperso. Para concentrar a los indios diseminados, la Corona Española tomo la decisión de construir pueblos trazados ortogonalmente sobre planicies cercanas a los viejos asentamientos. Con ello cambió no sólo la relación urbanística entre las comunidades indígenas sino también el paisaje que habían seleccionado originalmente. Estos dos aspectos; la distribución espacial y la relación entre sociedad y paisaje, son dos temas que inquietan a la Geografía. Desde el enfoque propio de esta disciplina se propone un modelo que sirva de síntesis a varias escalas sobre los cambios y continuidades espaciales que se verificaron si el tránsito de la época prehispánica a la colonial.
Los desplazamientos de pobladores indígenas forzados por la Corona Española durante el siglo XVI y comienzos del XVII, suponen una ruptura que al menos es clara en dos de sus aspectos: el primero consistió en cambiar el patrón de asentamientos de ser originalmente disperso a agregarse en concentraciones de alta densidad poblacional delimitada por calles y en solares bien demarcados. El segundo consistió en arrancar a los grupos indígenas de sus paisajes sagrados que eran depositarios de la memoria colectiva v que eran ricos en recursos naturales.
